martes, 11 de abril de 2017

The Seahorse Rears to Oblivion





Cuando Dios creó los mundos, estos ya existían sin forma.
Un vacío singular en su gran ojo, que ya entonces había visto todo lo que fue, es y será.

La primera cosa que Dios creó, aunque la Biblia diga lo contrario, creo que fue el llanto de los niños, ya que este es el primer acto reflejo que tenemos al nacer. Todos los animales tienen su propia forma de llorar el nacimiento, pero siempre tiene que haber un humano que les vea llorar para que hayan llorado.

La segunda cosa que Dios creó fueron dos cosas simultáneamente para asustar a los niños. Un caballo mecedor de juguete que se mueve solo y una muñeca descolorida que parece moverse ocasionalmente.

La tercera cosa que hizo fue expulsar a Lucifer del cielo para que nos estuviese esperando en la tierra y pudiese destrozar todo lo que la gente intentase hacer y para destrozar también toda la felicidad que pudiesen conseguir a escondidas. Y se convirtió en Satán y aún nos está esperando.

La tercera cosa es a su vez tres cosas:
de Lucifer a Satán
destruir para crear
y divertirse

La cuarta cosa que hizo Dios fue reír
Una vez, dos vez, tres vez y cuarta

La quinta cosa que hizo fue crear una Estrella, un animal, un pez, un pájaro, un humano.
Estas cinco cosas crecieron juntas y así surgió el planeta, que se mueve, que vuela, que gira, y que tiene cosas en él.

Él envió a las estrellas a volar y permanecer inmóviles, tumbadas, en el espacio. Hizo que el animal fuese nuestra base natural y nuestro estado natural y nuestra inocencia, y nuestro memento mori en la tierra. El pez se fue a nadar y a beber las aguas del mar. El pájaro vuela, muere y cae. El humano se tumba, muere, destruye, crea y busca las estrellas que Dios mandó al espacio.

Las estrellas intentan e intentan e intentan volar lejos de la tierra, pero Dios las tiene presas en una bóveda que les impide caer demasiado cerca o volar demasiado lejos.

El Diablo crea los agujeros negros. Los esconde y decora el universo visible: pone burbujas y globos llenos de luz y de oscuridad en el techo del infierno, y siempre todo está bocabajo

Después Dios decide que es hora de tocar la trompeta del juicio final y llamar a los pollitos para que vuelvan a su casa y duerman allí de todas las formas posibles. Entonces Dios toca la trompeta del juicio final y retira la bóveda del cielo, la bóveda está hecha de cables y madera y odio y humedad todo junto.

Entonces llega la hora de dormir. Las estrellas se caen de sus huecos celestiales e intentan huir del asqueroso mundo. Satán intenta simultáneamente atraerlas a todas a su reino infernal, que también está condenado ahora aunque el Diablo no lo sepa. La mitad de las estrellas son agarradas por Satán y arrastradas hasta un agujero en el cielo nocturno. La otra mitad escapa más allá de las pléyades y de aldebarán.

Oh, estrellas de la noche. Qué rápido os movéis y rugís allí a lo lejos. Incluso Satán, con todo su poder, su furia y su codicia no puede pararos. Estáis deseando danzar y oscurecer

Pero Dios lo sabe todo, lo ve todo. Y está preparado para todo. Él crea una red enorme llena de saliva que ha escupido y la lanza más allá de la estrella más lejana. Las estrellas son atrapadas por la saliva como los pájaros se posan sobre una rama. Condenadas. Dios les castiga con un látigo. La saliva tiembla cuando el látigo golpea a las estrellas. La voz de Dios se derrama sobre ellas y hace espuma con la misma saliva que las tiene presas. Para siempre jamás.

Las estrellas sólo se detienen y sólo se mueven para obedecer a aquel que las ha creado y están ahora llenas de cicatrices por haber intentado escapar. Las cicatrices son recuerdos de la sangre, y la sangre es la prueba de la ira de Dios. Las estrellas son traídas de vuelta hacia sus huecos tirando de un hilo de saliva que atraviesa los mundos. Están llenas de magulladuras y cortes. Dios ordena a las estrellas volver a sus huecos en la bóveda, y si vuelven a traicionarle caerán como la lluvia sobre la tierra y sobre todos aquellos que han tenido la mala fortuna de nacer en ella.

Las estrellas no quieren ir, pero marchan tristemente hacia su hogar.








The Seahorse Rears to Oblivion - Current 93
Traducido al español por Carne

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